jueves, 24 de julio de 2008

Perro maldito.


Llegando a aquella extraña ciudad, tan anacronica no en el sentido usual, de retrasada en el tiempo, de incapaz de asimilar un mundo cambiante, sino en un modo distinto, en el de la imposibilidad de determinar su pertenencia a un tiempo preciso, a una era. Era todas y no era ninguna, era moderna y a la vez molestamente atrasada. En ese lugar, molesto como sobrecogedor, Spacenerd conocio a El perro, un hombre pequeño, de usos extraños, maloliente a niveles no humanos, no animales, no admisibles. Llevaba un manton viejo y arrugado, raido por todos lados, y con manchas indescifrables, ¿sangre? ¿sudor? ¿semen?, o una conjuncion de todo lo anterior, ah y algo de excremento.

Te veia con descaro, con cinismo, con su cinismo, el mas sincero jamas imaginable, y sinceramente eso te daba miedo, un pavor profundo porque sentias que desnudaba tu estupida condicion, la reducia a una unica verdad, alejada de barrocas construcciones identitarias.

El perro era peculiar, si, los niños se le acercaban y lo molestaban con bastones de madera caoba mientras el meditaba apaciblemente con los ojos cerrados. De pronto, un sobrecogimiento no externo generaba una ereccion grotesca, y los niños corrian despavoridos a contarle a sus padres sobre la ultima patraña de ese cinico, tal vez el unico de verdad.

-Hola, ¿tu debes llamarte Diogenes? (lo dijiste tembloroso Spacenerd, sabiendote inferior a aquel decadente estropajo).

no te contestó, lo que siguio fue un silencio insoportable, 10, 20 ,30, 40 segundos...mil horas, una vida. Recuerdas que casi lloras?, que te viste vencido por quien todos consideran un vencido?.

Que recuerdes, nunca en tu vida los paradigmas que guiaban tu comportamiento etico se habian removido de esa manera. ¿Valia tu forma de vida?, conocias tan solo algo, muy poco de la verdad? o simplemente vivias en la eikasia, en el creer saber?.

Te alejaste muy contrariado, mas cediendo ante las suplicas de tu nariz que por ganas verdaderas de dejar ese lugar, el peor de la peor ciudad posible.

Mientras caminabas de espaldas al perro escuchaste, como si alguien interrumpiera tus pensamientos, la frase "conocete a ti mismo" una y otra vez, entrometiendose en tus planes, ideas, preocupaciones. Giraste la cabeza, sabias que habia sido el perro, que de alguna manera te habia vuelto a vencer y habia penetrado en tu debil y estupida mente. Solo viste a un viejo depravado masturbandose en publico mientras lanzaba diatribas a toda voz contra los corruptos y aristocratas de la ciudad. Los niños reian ante tan bizarro espectaculo, y unos guardias corrian para calmar al demente aquel, a ti solo te quedo una ultima pregunta...¿demente?

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