Danilo me preguntó, ahí, en la lejanía de un piso 25, qué entendía por suicidarse. Le dije que suicidarse es lanzar tu carne allá abajo, al pavimento. Entonces cogió una pequeña navaja que siempre llevaba en el bolsillo derecho, se quitó el zapato y cortó un pedazo de callo de su pie izquierdo. Fue algo torpe al cortar y entonces la navaja se llenó de sangre roja oscura. Luego, Danilo cogió ese pedazo sangriento de carne y lo lanzó por la terraza del piso 25. ¡Me acabo de suicidar! Exclamó.
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